Casitas blancas del mar que canta,
pescadores de lunas cincelaron tus paredes con manos ajadas,
y entre redes y recuerdos,
vuelven cada noche a cobijarse en tu sala de arena y barro,
suelo andaluz de antaño, que hoy es mi refugio...
oigo un silbido viejo en el aire,
la copla avisa el nacimiento de la noche,
la marea tararea más alto en el silencio...
y un nuevo día se gesta
en el precipicio de los ojos de un gato gitano.



A Málaga, con mi corazón.






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